Última Milla, un documental sobre la especulación con la infraestructura de Internet


La infraestructura de internet no se ve como un derecho sino como un recurso con el que especular. El documental ‘Última Milla’, de Hans de Dalmau, lo pone en evidencia con la colaboración de Guifi·net, la asociación Expansión de la Red Abierta (eXO), Somos Conexión, Nos tocan la fibra.

Lo hace a través de la historia de superación de la Red GRETA, que ha conseguido desplegar la fibra óptica, por ahora, hasta Ascó, y que prevé llegar a Flix, Vinebre y la Torre del Espanyol, haciendo llegar así la conectividad a zonas rurales olvidadas por las operadoras convencionales.

Sin sentido

El filme aborda varias dimensiones de estos cables que permiten que ahora mismo, desde cualquier lugar del mundo, esté leyendo esto. Y es que la idea conceptual del nube que envuelve internet es estratégica. «Tiene implicaciones que te prohíben entrar a analizar la parte política. ¿A quién llamo para preguntar cómo opera internet? (…) No hay nube, es parecido a un entramado eléctrico», explica Efraín Foglia, voluntario de Guifi·net.

Sin embargo, y según la explicación didáctica, tiene forma de cables gruesos que atraviesan fronteras y océanos y que conectan redes de todo el mundo. Por un lado, están las troncales, una especie de autopistas de fibra óptica, y por otra, laúltima milla, el despliegue que conecta la troncal con los diferentes municipios.

Debido a que cualquier operadora puede desplegar red en vez de compartirla y no hay regulación, luchan por las zonas más pobladas y, por tanto, más rentables, donde es habitual ver despliegues hasta triplicados en las mismas viviendas. Esto hace que tenga un coste más elevado y que se derroches recursos de forma ineficiente. Sin embargo, las zonas rurales quedan abandonadas.

«No necesitamos tres carreteras en un sitio y ninguna en otra. Es una barbaridad. En telecomunicaciones se está produciendo con toda normalidad. (…) No tiene ningún sentido común», señala el presidente de Guifi·net, Ramon Roca .

Conectar para repoblar

Las Terres de l’Ebre han perdido el 4,8% de la población en los últimos 10 años. La falta de conectividad agrava el despoblamiento, impide el teletrabajo y genera desigualdades entre la población vulnerando derechos como el derecho a la información y la educación. Fue para poder volver al pueblo, en Flix, que Ferran Reyes puso en marcha la plataforma Nos tocan la fibra.

Como él, algunos consistorios han golpeado puertas para utilizar las troncales existentes, propiedad de las grandes operadoras, que las alquilan a precios desorbitados, para desplegar la fibra en la población.

Las troncales son privadas, pero hay una que está financiada con dinero público. Se trata de uno de los intentos de la Generalitat para alcanzar revertir esta situación: elXFOCAT, un contrato que se adjudicó a Telefónica y que hizo llegar la fibra a los municipios, pero sólo a los ayuntamientos, escuelas y juzgados de paz. El precio de ésta tampoco es asumible por la plataforma ni por los ayuntamientos de pequeños municipios. Reyes lo califica, incluso, de «malversación de dinero público».

Ante esto, la plataforma decide construir su propio proyecto, la Red GRETA, para hacer llegar la fibra a la Ribera de Ebro, Les Garrigues yo la tierras altas, desde la troncal de la Fundación Guifi·net, una red de telecomunicaciones de comunes abierta y neutral que nació a partir de una red de radioenlaces autoconstruidos entre un puñado de casas aisladas, y que ahora conecta ya 60.000 hogares de la península.

La Fundación machaca la cresta a las operadoras y demuestra que es rentable conectar zonas rurales: «Si nosotros hemos sido capaces de conectar casas de payés, ¿qué no podrá hacer un operador como Telefónica?».





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