Revuelo en Educación por el elevado número de suspensos en las pruebas finales del bachillerato profesional


Nueva patata caliente en el mundo de la educación. Una de las joyas de la corona, una de las apuestas para tratar de insertar profesionales de nivel en el mundo laboral, el bachillerato profesional, se ha despeñado de mala manera este junio. Las pruebas finales han dejado un número de suspendidos elevadísimo. De hecho, del conjunto de estudiantes presentados de forma oficial a los exámenes, hay más de no aptos que de aptos. Y esto está generando un revuelo notable.

Aprobar las pruebas finales en el caso de los alumnos oficiales es condición sine qua non para poder obtener el certificado y de esta manera o bien poder ceder al mundo laboral, o bien poder ceder a estudios superiores. El resultado de la prueba representa el 50% del resultado final, el 50% restante del que bebe del trabajo realizado y la evaluación continuada obtenida durante el curso. Con tantos no aptos, a priori esta formación queda ligeramente dañada. Hasta el punto que el ministerio planea un examen extraordinario, seguramente durante el mes de octubre, para intentar maquillar las notas, que haya una mejora, Y así hacer ver, siempre a priori, que el nivel es mejor de lo que han demostrado las notas de este junio y que han sido comunicadas las últimas horas.

El volumen de suspendidos ha cogido no sólo por sorpresa a los responsables de la formación y del ministerio sino que también ha descolocado la mayoría de los alumnos, muchos de los cuales estaban convencidos de que habrían superado el curso y, ahora, habrían pedido una revisión de los exámenes para asegurar que la nota obtenida es correcta y, al mismo tiempo, saber de qué mal han de morir, en su caso, en próximas convocatorias

De hecho, el volumen de suspendidos ha cogido no sólo por sorpresa a los responsables de la formación y del ministerio sino que también ha descolocado la mayoría de los alumnos, muchos de los cuales estaban convencidos de que habrían superado el curso y, ahora, habrían pedido una revisión de los exámenes para asegurar que la nota obtenida es correcta y, al mismo tiempo, saber de qué mal han de morir, en su caso, en próximas convocatorias. Habría dudas sobre qué sistema de corrección se ha seguido y otros. Pero según otras fuentes, de dudas defecto. El nivel es el nivel y de forma generalizada una revisión no conllevaría grandes cambios. De ahí que se plantee la convocatoria extraordinaria, aunque habrá que ver si se puede conjugar de buena manera para aquellos estudiantes que, eventualmente, tuvieran intención de ceder a estudios universitarios.

El bachillerato profesional corresponde al segundo diploma de formación profesional del sistema educativo andorrano y forma parte de la educación postobligatoria. Esta formación reconoce y sanciona, según la descripción oficial del ministerio, las competencias que el titular debe desarrollar en el ejercicio de una profesión cualificada bajo la responsabilidad de un superior jerárquico, en plena autonomía o ejerciendo como responsable jerárquico de uno o varios trabajadores. Se pueden cursar cinco diplomas de bachillerato profesional: sistemas y redes informáticos; animación socioeducativa; secretariado multilingüe; estética, cosmética y perfumería; y actividades físicas, deportivas y de ocio. El número de aptos y no aptos es muy similar en todos los casos, hecho ya sintomático, porque a priori debería haber muchos más aprobados que suspendidos.

No obstante, y según los datos a los que ha tenido entrada elaltavoz, Las calabazas relativas a la animación socioeducativa dan pavor. Hay cuatro aptos y catorce no aptos. En el caso de las actividades deportivas, y siempre citando en primer lugar los aptos, son dieciocho y dieciséis. De sistemas informáticos la cosa de siete y seis; y en el secretariado multilingüe queda con un siete y cinco. Finalmente, en cuanto al bachillerato relativo a la cosmética hay un empate a dos. En total, 38 aptos y 43 no aptos que hacen muy mal de ojos. Todo ello sería fruto, por ejemplo, del poco filtro que hay entre curso y curso. El curso pasado, por ejemplo, y con la pretexto o motivado por la pandemia, no se hicieron exámenes finales en segundo de bachillerato profesional y todo el mundo pasó de curso. Sin más.



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