Pide un crédito para construir una máquina del tiempo y se compromete a devolverlo antes de 1989


«Mire, en realidad no debería estar aquí pidiéndole un crédito porque el crédito ya me lo dio y yo se lo devolví hace años, pero bueno, hasta que no tenga el dinero no puedo construir la máquina del tiempo para que esto pase». Con estas palabras intentaba convencer ayer el inventor Pablo Beteta Valero, natural de Valencia, al director de una oficina del BBVA para que la entidad le financiara su proyecto «de incalculable impacto científico».

Insistía el solicitante en que «ustedes me dan el dinero, yo construyo la máquina, viajo al pasado y les devuelvo el crédito antes incluso de que ustedes me lo den, con lo que durante años, muchos años, habrán recibido un dinero que ni siquiera prestaron». Beteta considera que el plan «es perfecto si la máquina funciona, y para que funcione solo necesito el dinero».

«Entiendo que no están acostumbrados a que un cliente se comprometa a devolver un crédito años antes de que el banco se lo conceda, pero cuando tienes una máquina del tiempo puedes permitirte esas cosas», cometa Beteta, que lamenta que el sector bancario «se ponga de espaldas a la ciencia» y le impida construir la máquina del tiempo.

Finalmente, el banco ha pedido a Beteta que viaje primero a los años ochenta y, aprovechando que en aquella época se daban créditos con mayor facilidad, haga la solicitud a los responsables de la oficina de aquel entonces. «Que hable con Paco Camuñas, que llevaba estos temas en los ochenta y murió hace diez años», insisten.





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Pide un crédito para construir una máquina del tiempo y se compromete a devolverlo antes de 1989
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