Los ecologistas admiten que torear linces ibéricos fue lo que salvó a la especie de la extinción


«Cuando tienen razón, hay que dársela. Los hechos son los hechos». Con estas palabras admitían esta semana desde la entidad WWF España que los taurinos son los responsables de la contundente recuperación del número de ejemplares de lince ibérico en España, una especie que estaba en serio peligro de extinción hace pocos años.

«Las corridas con linces ibéricos han logrado que, de apenas 200 ejemplares, hayamos pasado a casi 1.500. Si no los hubieran toreado, hoy en día no existirían», confirma David Hiram, portavoz de WWF. Hiram asegura incluso que «si nos pasamos, cuidado porque puede llegar a haber una plaga de linces, y eso tampoco interesa».

El diestro Josele Rosales «El celíaco» explica que torear a un lince, o lincéarcomo se conoce a esta variante, «requiere habilidades distintas a las del toreo normal». Es, dice, «como comparar el tenis con el pádel». Josele acostumbra a arrodillarse en el centro de la plaza, atrayendo la atención del lince ibérico con un suave movimiento de los dedos. Cuando el animal se le acerca, deja que se tumbe en su regazo. «Cuando ronronea y cierra los ojos, entonces le clavas la estocada en la cruz, así, limpiamente», relata.

Ahora, los ecologistas se preguntan si debería permitirse y alentarse el toreo de seres humanos, habida cuenta de los peligros que enfrenta la especie.





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Los ecologistas admiten que torear linces ibéricos fue lo que salvó a la especie de la extinción