El empresario Elon Musk confirmaba el pasado lunes que un humano había recibido el implante en el cerebro de un chip de su compañía Neuralink. «Se está recuperando bien», aseguraba el magnate. Hoy, sin embargo, se filtraba a la prensa el disgusto del equipo de Neuralink al comprobar que el voluntario, con el chip a pleno rendimiento, seguía percibiendo a Elon Musk como «un completo gilipollas, un arrogante peligroso, un horror de persona».

El semiconductor, que registra la actividad neuronal a través de 1024 electrodos distribuidos en 64 cables, cada uno más delgado que un cabello humano, no parece tener ningún efecto en el cerebro del individuo en cuestión, que sigue negándose a comprar un Tesla. «Lo que hay que hacer es invertir en transporte público, lo otro es participar de los delirios de grandeza de todos estos energúmenos de Silicon Valley que se creen que el planeta es su sala de juegos», razonaba sin que el chip de Neuralink lo pudiera evitar.

«¿Por qué no te vas a Marte de una puta vez?», preguntaba el voluntario mientras Elon Musk, fuera de sí, abroncaba al equipo responsable del implante.

Al cierre de la edición, fuentes de Neuralink admitían que el voluntario le había propinado una bofetada a Musk para luego asegurar que había sido cosa del chip.





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«Lo siento, me sigues pareciendo un gilipollas», reconoce la persona a la que Elon Musk ha implantado un chip en el cerebro