El sobrevuelo crucial de la Tierra por parte de Solar Orbiter el 27 de noviembre colocará a la nave espacial en la órbita correcta para que comience su fase científica. Pero la maniobra no está exenta de riesgos. En la aproximación más cercana, la nave espacial estará a unos 460 km sobre nuestro planeta. Esto es en la zona de la órbita terrestre baja, donde se pueden encontrar la Estación Espacial Internacional y muchas otras naves espaciales. También alberga una gran cantidad de desechos espaciales, lo que significa que existe un pequeño riesgo de colisión entre Solar Orbiter y algunos desechos espaciales. Para llegar a esta región, Solar Orbiter también tendrá que volar a través de otra región orbital muy utilizada, llamada órbita geoestacionaria, que nuevamente está congestionada con desechos espaciales y otros satélites. La ESA monitoreará la situación cuidadosamente y cambiará la trayectoria de la nave espacial si es necesario. Sin embargo, el sobrevuelo presenta una oportunidad única para la ciencia. Solar Orbiter puede recopilar datos sobre el campo magnético de la Tierra, que se puede comparar con los de las misiones Cluster y Swarm de la ESA para dar una descripción tridimensional más detallada de esta región altamente cambiante alrededor de nuestro planeta. Después del sobrevuelo, las ayudas regulares de la gravedad de Venus llevarán a la nave espacial más arriba sobre los polos nunca antes vistos del Sol, proporcionando nuevos detalles sobre cómo la actividad en el Sol genera el clima espacial.