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El Cuerpo Blanco de Salou fue multitudinario. Miles de personas se dieron cita en el evento en su estreno en el paseo Jaume I. Los datos oficiales dicen 55.000; las oficiosas, que quizás no tantas. Pero está claro que, más allá de la cifra exacta, existía una multitud. Algunas cosas funcionaron y otras tendrán que revisarse, como todo. Pero lo que me ha llamado la atención es que ha pasado lo que vivimos anualmente en Nochevieja, cuando intentamos enviar mensajes a nuestra gente y la red telefónica está tan colapsada que estos buenos deseos no llegan a salir hasta horas después y pasamos largos ratos revisando si el WhatsApp nos muestra el doble tic que confirma el envío. Pues eso es lo que ocurrió el sábado en Salou. Había tanta gente y tantas personas que querían compartirlo a través de las redes, que si esperabas un vídeo o fotografías al momento tenías que armarte de paciencia y esperar. Mucha gente tuvo que marcharse de la ‘zona cero’ para poder sincerarse con el mundo exterior. Es curioso que sigan pasando estas cosas en la era de la inmediatez, la conectividad y el 5G.
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