Como relacionar la calidad de la educación con la formación docente ~ EbreDigital.cat


Estas últimas semanas, como consecuencia de haberse publicado el resultados de las PAP (Prueba de Aptitud Personal que se debe superar para poder consentir a los grados de Educación Infantil, Educación Primaria y doble titulación de Infantil y Primaria ), ha sido noticia que sólo el 51,58% de los aspirantes las han superado con éxito.

A partir de esta noticia, fueron apareciendo otros y otros titulares que hacían referencia, también, a la calidad de los maestros diciendo que «La calidad de un sistema educativo tiene como techo la calidad de sus maestros». En este caso, a raíz de las conclusiones del informe de la consultora McKinsey (hecho hace más de 10 años) en el que se comparaba la política de entrada a la profesión docente de diferentes países (Finlandia, Singapur, Estonia y Reino Unido).

Siguiendo con las noticias sobre Educación y formación de maestros (ya sabéis que siempre pienso que la mejor noticia es que la prensa hable de educación) aparecía otro titular relacionado también con entrada a la profesión docente en la Comunidad de Madrid. En este caso se decía que esta comunidad pretende aplicar el MIR (educativo) a partir del próximo curso académico. Los que está más atentos a sta temática recordaréis que cuando el Sr. Rubalcaba fue Ministro de Educación ya lo planteó y es un tema que va apareciendo de manera recurrente. También el actual gobierno central ha abordado este tema pero, ahora, sin demasiada concreción práctica.

Ya para terminar las referencias a las noticias sobre la educación se publicó la semana pasada otro titular (y artículo claro) que decía «el Sistema Educativo Español prepara a los alumnos para un mundo que ya no existe» y esta frase aparecía en una entrevista que le hacían a Andreas Sheleicher considerado el padre del informe PISA a partir de la prueba que organiza la OCDE.

Hecha esta larga introducción a continuación voy a relacionarlas y empiezo diciendo que estoy de acuerdo con la importancia de todas ellas, pero no sé si tanto con el argumentario que las soporta.
El primer lugar, creo que debemos tener en cuenta, y seguramente los que me leéis ya sabéis que soy muy insistente en este tema, que la educación (y no sólo la escuela y el sistema escolar) es un sistema complejo, longitudinal y que dura toda nuestra vida. En este sentido, tenemos que tratar de hacer los análisis teniendo una perspectiva lo más global posible y una mirada larga.

En segundo lugar, siempre es muy interesante tener en consideración los éxitos de otros países y tratar de «copiar» o reproducir sus prácticas ejemplificadoras. Dicho esto, debemos tener en cuenta que el contexto educativo (políticas públicas, presupuesto destinado a la educación, planes y recursos para la formación del profesorado, consideración de la profesión docente, condiciones de trabajo de los mismos, etc.) determina claramente que se puede hacer y que no y en que tendremos éxito y en que no tendremos.

En tercer lugar, tenemos un sistema de modificación de las titulaciones universitarias y unos plazos necesarios para que esto sea posible excesivamente largos, lentos y muy poco eficientes y casi nunca orientados a la definición del perfil del profesional que formaremos (en sentido práctico), sino a los recursos de que se dispone. Hace demasiados años que las Universidades hacemos las cosas a coste cero y este ha acabado teniendo un coste muy elevado, valga la redundancia, en términos de calidad. Debemos considerar que la última reforma en profundidad de los planes de estudio se hizo hace 15 años cuando tuvimos que adaptar las titulaciones a los principios del EEES (Espacio Europeo de Educación Superior). Los títulos de los grados en Educación no son una excepción y aunque estamos trabajando, a partir de las diferentes comisiones del Programa MIF (programa para la Innovación y la Mejora de la formación de Maestros) en la adecuación de este perfil . Las conclusiones a las que llegue el fin de ser incorporadas al proceso de reforma de títulos que, como ya he dicho, no es ni fácil ni rápido. Mientras, el mundo avanza muy rápido y las necesidades de la educación también cambian a la misma velocidad.

En cuarto lugar, si hemos de poder formar a los ciudadanos y los profesionales, de manera permanente y a lo largo de la vida, no podemos tener una estrategia fragmentada. En esto quiero decir que el usuario final (o sea el aprendiz) no tiene que preocuparse por quien tiene la responsabilidad de su formación en cada momento sino que debería ir evolucionando de manera natural en función de sus necesidades formativas. Es igual qué Consejería, dirección general, área … tenga las atribuciones. Desde fuera, debería percibirse un proceso coherente y orientado y centrado en la persona a la que debemos formar.

En quinto lugar, si los cuatro aspectos previos se revisaran en esta dirección ya estaríamos en condiciones de poder definir un sistema formativo que realmente prepare a las personas para el futuro que les espera. Ah si !! claro … esto sólo será posible si dejamos de usar la educación como una herramienta de acción ideológica y la convertimos en el eje que articula la política del País y del Estado más allá de las visiones partidistas. De otro modo, nos arriesgamos a que continúe la locura de diseñar leyes de Educación según las necesidades del momento (casi nunca educativas) que nos han llevado a tener 10 leyes generales de educación en los últimos 40 años y las 5 últimas en menos de 20 años. Esto quiere decir que ninguna de todas ellas se ha podido desplegar en su totalidad.

Ahora sí, voy al tema de la formación docente (no sólo la de los maestros) sino parece que el título no tiene demasiado sentido.

Este contexto que he descrito, muy, muy simplificado, es en el que se deben mover profesionalmente los docentes (no sólo los maestros). Que si me preocupa que poco más de la mitad no hayan superado las pruebas PAP? Por supuesto que sí, pero me preocupa más que no nos preguntamos por qué cuando terminan el Bachillerato no tienen las herramientas suficientes para poder superar este prueba que no es complicado. Utilizamos este resultado como un toque de alarma y revisamos conjuntamente el final del proceso y el inicio del otro. Quiero decir, de camino, que podemos hacerlo también con otras titulaciones. Que no tengamos evidencias no significa que se tenga el mismo problema.

Para poder reconducir esta situación creo que se pueden hacer diferentes cosas. Algunas las he apunta ya en los párrafos anterior y las demás las añado aquí a modo de conclusión del artículo.
Debemos considerar que la profesión docente y especialmente en las etapas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria es la base de la formación de la persona y también de los futuros profesionales (sea cual sea la vía para formarse en este sentido). No todas las personas tienen las características necesarias para ser maestros y no hablo sólo de sus capacidades intelectuales, sino también de las personales.

No es suficiente que los formamos «técnicamente» esto se puede aprender, sino que ser maestro implica tener unas capacidades comunicativas, de empatía, de visión de la educación … (le podemos decir vocación) que son fundamentales. Una parte se lo da la Universidad, pero la práctica en escenarios reales (escuelas) es el que asegura el verdadero filtro para determinar que está preparado y quién no. En este sentido, es necesaria una estrategia conjunta entre todos los agentes implicados en esta formación para asegurar el perfil de maestro que se necesita. Hablar de un MIR docente puede ser una estrategia, pero sin recursos no pasará de ser una ilusión. Y todo esto me vuelve a llevar a la necesidad del trabajo conjunto de todos los agentes implicados en esta formación para: poder seleccionar los mejores, asegurar la mejor formación académica, garantizar la mayor cantidad y diversidad de escenarios reales para que tengan una visión adecuada de la realidad, escoltar a los primeros años de entrada a la profesión docente y respetar y valorar estos profesionales como es que son, la base del país de la que depende nuestro futuro. Sin este respeto, nunca tendremos suficientes recursos ni aseguraremos que los mejores son los que optamos por dedicarse a esta profesión.

Ponemos el debate en el lugar que le corresponde. Evidencias tenemos más que sobradas para justificarlo. Metro todo esto no se convierta en una realidad, suerte tendremos que tener algún filtro (ahora son las PAP) para asegurar un buen nivel de entrada a los grados de Educación.

Catedrática de Tecnología Educativa Universidad Rovira i Virgili.





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