«Casi la mitad de la población mundial no tiene acceso a internet»


Carina Lopes es la responsable del think tank de la Sociedad del futuro digital i participa en el m4 Día social organizado el 29 de septiembre en el Palau Macaya.

Internet debe ser un derecho fundamental?

El contexto Covidien nos ha dado la respuesta. Ha creado una situación en la que había disparidades digitales y brechas sociales. La experiencia ha sido muy diferente entre la gente que tiene la infraestructura y la que no la tiene. Hay organizaciones que luchan para que internet sea un derecho fundamental y creo que pocos gobiernos lo pondrán en duda. Es incuestionable, pero hay mucho por hacer.

Como lo hacemos?

Hay grandes retos. Necesitas el reconocimiento de internet como derecho a nivel de instituciones y organismos internacionales, pero no minimizamos que necesitan infraestructuras. Hoy en día casi la mitad de la población mundial no tiene acceso a internet y tener acceso no nos garantiza un acceso de mínima calidad. En España seguimos teniendo territorios que no tienen acceso de calidad y mucha disparidad entre medio urbano y medio rural.

yo acompaño Alianza para Internet asequible (A4AI) y ellos demuestran que se debe hacer una inversión muy significativa. Tienen una campaña para que sea accesible a todas las capas de la población con el fin de asegurar un gigabyte por el 2% de la media de los sueldos y el objetivo es lograr 5 gigabytes para ese 2%.

Hay un sector público con un plan claro de infraestructura y que después haya un seguimiento.

Así reduciríamos la brecha digital.

Desde el think tank de la Digital Future Society no hablamos de una sola brecha digital, tenemos que hablar de diferentes brechas. El primer camino es la infraestructura, el segundo es asegurar el acceso y los dispositivos, pero sin la alfabetización no podrás sacar beneficios de la economía digital. En España el 50% de las personas que no utilizan internet es por falta de conocimientos.

También hay desinterés en algunas capas de la población y también nos debemos plantear que nunca puedes tener un servicio completamente digital para que excluyes grupos de población.

La experta en políticas públicas Hille Hinsberg expone el caso de Estonia al m4Social day. Ella habla de la importancia de la motivación.

Y hay varias maneras de hacerlo para llegar a colectivos más inaccesibles. Facilitando los procesos administrativos, por ejemplo. Portugal hizo una web de Hacienda muy simple para facilitar el acceso y utilizó la gamificación con unos tickets de lotería canjeables por premios. Tiene que haber una estrategia para captar la atención.

¿Qué conocimientos digital nos faltan?

Estamos creando una alfabetización digital de uso de servicios más que de un espíritu crítico que comprenda cómo se diseñan los servicios y qué datos utilizan. Los sistemas se diseñan de manera opaca, nos hemos acostumbrado a tener acceso a muchos servicios gratuitos y las alternativas son de pagos, y la moneda de cambio somos nosotros, nuestra vida privada.

Tenemos un marco regulador europeo sobre la protección de datos que es referencia a nivel global, pero hay casos donde no se pone en práctica.

Por ejemplo?

Por ejemplo, el caso de 2018 de laConsejo Irlandés de Derechos Civiles de empresas de publicidad irlandesas que generaban archivos personales sobre ciudadanas y se vendían los datos entre ellas para mejorar el marketing. Tres años más tarde, la justicia irlandesa ha avanzado muy poco.

Debemos trabajar para que el marco no sea sólo papel y para que se utilice también en casos con intereses grandes detrás para poder generar la confianza de la ciudadanía en el sistema de la economía digital.

¿Cuáles son los retos principales de la digitalización?

Hay los retos de la economía digital relacionados con la brecha de género y el impacto del medio ambiente que tienen más que ver con la alfabetización. Uno que nos preocupa especialmente es esta realidad distópica que los algoritmos pueden crear.

Cathy O’Neil explica en su libro ‘Armas de destrucción masiva’ casos que demuestran que es muy fácil crear dos realidades digitales muy diferentes de acuerdo con tu perfil económico. Los colectivos estadounidenses más pobres ven más anuncios de universidades más caras, que tienen convenios con bancos que les ofrecen créditos más altos, y luego son seleccionados por algoritmos en puestos de trabajo con modelos de cero horas donde no saben cuantas horas trabajan ni cuánto cobran.

Quiere decir que esto puede llegar aquí?

El gran reto es que comprendamos como están diseñados, como se toman las decisiones y, cuando no nos parezca justo, qué podemos hacer para que sean analizados y auditados. Asegurarnos de tener instituciones que actúen de forma rápida tanto al sector público como al privado.

El poder de la tecnología nos puedes volver en contra si no participamos en ella?

Tenemos que trabajar para generar mucha concienciación de la digitalización. Tiene muchos beneficios también. Nadie cuestionará lo que habría sido esta pandemia hace 30 años. Nos ha dado herramientas para gestionarla: el teletrabajo, el acceso a la educación, la digitalización de los servicios públicos. Ha permitido que la economía pudiera seguir avanzando.

Pero aún no hemos creado las herramientas que nos ayuden a sentir que no existe esta disparidad de poder entre la ciudadanía común y la gran empresa tecnológica, o saber cómo se ha generado un algoritmo sin la disculpa de la propiedad intelectual. Debemos crear las maneras. La digitalización no es sólo esta gran palabra que se mide en términos de producto interno, también se mide desde la perspectiva del bienestar.

Hay más diversidad?

Y tanto. Es una responsabilidad de todas. Es importante tener diferentes voces y perspectivas tomando decisiones y diseñando estos sistemas. Desde la Digital Future Society ponemos la perspectiva de género en nuestro trabajo. Hicimos un informe sobre las plataformas digitales y el sector de los cuidados. Hemos hecho una investigación con una universidad de la India sobre el sector de la belleza.

Es importante tener narrativas femeninas sobre la economía digital. Dentro de unos años puede que estemos hablando de si el teletrabajo está siendo mayoritariamente femenino.

¿En qué está trabajando actualmente?

Trabajamos sobre cuatro líneas: el futuro del trabajo y las plataformas digitales, tecnología y emergencia climática, gobernanza de datos y brechas digitales. Ahora estamos trabajando en una serie de podcasts, que hablan de casos de sistemas de decisión automatizada en el sector público español. Hablamos de casos sonados internacionales y europeos, pero no del que pasa aquí y de cómo se utilizan.

Por ejemplo?

Por ejemplo, para decidir las medidas que se toman para proteger mujeres en situación de violencia de género. La policía introduce los datos y el sistema les responde el nivel de riesgo y las medidas. Inicialmente, fue diseñado para una población masculina, y al principio no tenía en cuenta si las mujeres tenían hijos. El proceso de decisión es muy diferente. El bono social eléctrico también tiene un sistema de decisión automatizado. Están en nuestro día a día.



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