«Aún queda mucho para que haya niñas científicas y tecnólogas a las carreras»


Carmen Rovira es miembro de la junta de la asociación Espiral, centrada en la educación y la tecnología, y colabora con el proyecto Technovation Girls, un concurso internacional dirigido a niñas para crear aplicaciones que den una solución a un problema social.

Como nace elasociación Espiral y con qué objetivo?

Es una asociación de profesores de toda España. Tenemos la voluntad de transformar la educación y creemos que la tecnología es una buena herramienta para hacerlo.

¿Qué proyectos haga?

Hacemos proyectos relacionados con la entidad, proyectos de colaboración con otras entidades y otros como Chicas de Technovation. La voluntad máxima es hacer difusión de experiencias del profesorado. tenemos un Blog I una revista anual. También un observatorio para la detección de innovación, laIR. Detectamos cuáles son las tendencias a corto y medio plazo en la educación. También está el galardón Espiral, Un reconocimiento al trabajo de profesores y profesoras.

¿Cuáles son las tendencias? Hacia dónde vamos?

Con la pandemia se ha hecho evidente que debemos reconocer el trabajo del profesorado. Hemos evolucionado cuatro o cinco años de golpe y ha supuesto un desgaste. Esto ha impactado en la planificación. Ahora podemos pensar automáticamente como haríamos una actividad online. Han cambiado las herramientas. Hemos descubierto desde el zoom a las pizarras digitales, que permiten la participación. Y también hemos visto la importancia de las emociones. Hay cosas que no podemos hacer online.

Hay cosas que han venido para quedarse y que ya no podremos hacer de otro modo.

Qué es Technovation Girls?

Es un concurso internacional dirigido a niñas. Nosotros llevamos la embajada de Cataluña. El reto de los equipos es inventarse una aplicación para mejorar el mundo. Este año hemos tenido 120 equipos. Hay una red de bibliotecas potente detrás que moviliza muchos equipos. Yo colaboro junto con Esther Subias y el Aintzane Morales.

Cómo es el proceso?

Para inventarse una aplicación primero deben detectar un problema de su territorio. Hay un proceso de ideación y después han de pensar la solución. Trabajan la parte del design thinking, hacen la programación de la aplicación y después lo comunican y reciben feedback, primero a nivel catalán y después, si se clasifican, entran en las fases internacionales online. Es muy interesante ver qué les preocupa. Es un termómetro muy potente.

¿Qué les preocupa?

Varía mucho pero siempre salen los hábitos alimentarios, la seguridad, el medio ambiente, las personas mayores … Este año han hablado de la necesidad de información real y contrastada sobre las preferencias sexuales.

Hay alguna aplicación que le haya marcado?

Hay una aplicación que hicieron niñas que vivían en diferentes pueblos para organizar actividades y red comunidad.

Otro año unas niñas que tenían miedo de ir solas por la calle idearon una aplicación que podían activar y les daba información para estar tranquilas. También se conectaba con el móvil de los padres y estaba conectada con el Ayuntamiento para que supiera en qué momento y situación se sentía peligro para ver si se podía hallar. No sólo era para ellas, también era para ayudar a otras niñas de la ciudad.

Ellas desarrollan la aplicación?

Desarrollan un prototipo para enseñar: este es el problema, esta es la solución y tiene esta forma, pero no llegan a desarrollarla.

Como mentora también debe ser enriquecedor.

Es un reto muy exigente. Cada semana te reúnes una hora con el equipo y ves la evolución. Es una pasada. Cuando ves la presentación llamarías y aplaudir muy fuerte.

Ha ganado el galardón HERRAMIENTAS. ¿Qué supone?

Un ‘subidón’, un reconocimiento. El equipo está muy contento. Es un galardón a la transformación social. Nos lo creemos, estamos promoviendo y participando en la transformación social de estas niñas. Hay escuelas que tienen que abrir para que vayan cuando no tienen internet en su casa. Hay niñas que no han abierto nunca un Powerpoint.

Es un proyecto que engancha.

¿Por qué?

Ves que es útil para que las niñas lo disfrutan, aprenden mucho y las hacemos muy protagonistas. Las niñas han tenido que trabajar para detectar un problema de su territorio, han ideado una solución para mejorar el mundo, han tenido que desarrollar una app móvil y lo han tenido que presentar en público. Ojalá nuestros 11 años nos hubieran dado estas herramientas.

Estamos evolucionando en el acercamiento de la tecnología a las niñas? O no vemos todavía los resultados?

Está subiendo un poco la tendencia pero aún queda mucho para que haya niñas científicas y tecnólogas en las carreras. Por eso también hemos ampliado la edad a los ocho años. Hasta ahora era de 10 a 18. Los datos dicen que los ocho años es la edad en que las niñas dejan de sentir que las tecnologías son una opción para ellas.



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