En 2019, se hizo una primera indagación sobre la formación docente y el uso de las TIC en el entorno educativo concreto de los IES de Almassora. Defendía la oportunidad y las posibilidades que daban herramientas TIC en muchos campos. Entonces preguntábamos por las carencias, necesidades y realidades del profesorado y del alumnado frente a la realidad educativa en el centro. Poco después, la COVID-19 rompió la realidad para docentes, alumnado y sociedad en general. El confinamiento supuso el teletrabajo y la reordenación de la vida educativa a través de pantallas y sistemas digitales. Esto eliminó todo contacto e interacción humana real. Las TIC tuvieron un papel central en la nueva vida educativa.
Docentes y alumnado experimentaron la necesidad de una formación forzosa en mecanismos de evaluación, tratamiento de información, etc. Dos años después vuelven las rutinas pasadas, pero muchos de los aprendizajes aplicados siguen usándose por la eficacia y facilidades que aportan. Permite atender tanto a grupos-aula estándar como alumnado con necesidades y realidades diversas o concretas (altas capacidades, enfermedades, adaptaciones curriculares, diferentes aprendizajes…). En 2019 se comprobó la falta de formación de muchos docentes con experiencia y la carencia de recursos para aprovechar los beneficios de las TIC. Al revisar el mismo contexto tres años y una pandemia después -y desde la experiencia como docente-, el artículo quiere valorar cómo estas herramientas aportan posibilidades y alternativas valiosas para la labor docente. El cambio de paradigma vivido ha permitido un nuevo uso de éstas y una abierta una nueva actitud del profesorado y el alumnado respecto a las TIC en la educación del futuro y del presente.