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El volcán Hunga-Tonga-Hunga-Ha’apai cerca de Tonga en el Pacífico Sur entró en erupción con tal fuerza el 15 de enero que se cree que es la erupción más grande registrada en cualquier parte del planeta en 30 años.
Enviando olas de tsunami a través del Pacífico, los efectos de esta erupción submarina se sintieron en lugares tan lejanos como los Estados Unidos y Japón. Los estampidos sónicos de la erupción se escucharon en todo el Pacífico y hasta Alaska, a más de 9000 km de distancia, y la onda de choque resultó en un salto notable en la presión atmosférica en todo el mundo.
El volcán arrojó ceniza, gas y vapor a 30 kilómetros a la atmósfera. Cenizas peligrosas han asfixiado a la nación insular de Tonga, causando un catástrofe sin precedentes.
Mientras Tonga hace frente a las consecuencias, esta imagen ilustra cómo el dióxido de azufre de la erupción se está propagando por todo el planeta. Utilizando datos de la Misión Copérnico Sentinel-5Pla imagen muestra la enorme columna de dióxido de azufre el 18 de enero sobre Australia, a más de 7000 km al oeste de la erupción.
Copernicus Sentinel-5P se dedica a monitorear la contaminación del aire midiendo una multitud de gases traza y aerosoles, todos los cuales afectan el aire que respiramos.
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