«Un ordenador que ya no sirve a una empresa tiene una segunda vida larguísima en una familia»


Como nace Trastos y cómo se relaciona con la tecnología?

Nació el 93 en Montcada i Reixac para la inserción laboral de personas que estaban sin trabajo y de colectivos en riesgo de exclusión a través de la reutilización de residuos. Es el momento en que empiezan a haber aparatos tecnológicos en las casas y es a partir de recogerlos que nos empezamos a interesar en arreglarlos. La voluntad de Andróminas es dar una segunda vida a los objetos. A partir del 2006 tenemos una prioridad, que es luchar contra la brecha digital, que se ha visibilizado con la pandemia.

Ha cambiado el paradigma?

Tenemos mucha demanda. Estamos reutilizando muchos más ordenadores. En estos trimestre llevamos 12 toneladas de aparatos informáticos en preparación para la reutilización. Hemos visto que muchas familias tenían un ordenador o cabeza, que los niños asistían a la escuela a través del móvil, hemos integrado que muchos trámites se deben hacer ‘online’. Esto excluye a muchísimas personas. Para nosotros es prioritario trabajar no sólo la inserción social sino el entrada a estas tecnologías necesarias para vivir. No sólo el entrada sino como usarlas, cómo hacer gestiones, encontrar trabajo … Si no sabes usar un ordenador estás totalmente excluido del mercado laboral.

Y por eso la utiliza como herramienta para la inserción

Vivimos en un mundo tecnológico. La necesitamos incluso para las tareas más sencillas. Deberás rellenar un albarán con un iPad, y si no tienes un poco de control será muy arduo que puedas hacer ese trabajo. Tiene el riesgo de excluir una parte de la población.

Y otros riesgos, supongo …

Los riesgos irán próximo, debemos analizarlos, afrontarlos y ver qué respuestas como sociedad les damos. Debemos formar mucho las personas jóvenes. Debemos estar allí para ser conscientes del riesgo que tiene, de qué queremos hacer y cómo lo queremos hacer.

Con qué colectivos trabaja?

Es una entidad diversa. Trabajamos sobre todo con personas en situaciones irregulares y con centros penitenciarios, pero cualquier persona derivada de Servicios Sociales o de otras entidades que cumpla los requisitos de exclusión puede tener cabida en Andróminas. Valoramos el puesto de trabajo, cuál debe ser el proceso, las ganas de trabajar, y realizamos un itinerario personal de crecimiento con el objetivo de insertarse en una empresa ordinaria. Es un reto actualmente porque los contratos laborales son precarios y cortos y cualquier persona puede quedarse en riesgo de exclusión.

Como son estos procesos?

Duran entre 6 meses y tres años. Hay un equilibrio entre la parte formativa, donde se trabajan las competencias laborales, y la productiva. Se pactan unas horas de trabajo, un tipo de formación, un compañía y unos objetivos laborales. El ámbito tecnológico tiene muchas escalas: desde el tratamiento y mantenimiento de los aparatos, la clasificación, hacer el filtro para saber qué se reutilizable y qué no, limpiarlos, almacenarlos o moverlos, hasta la reparación. El 2019, el 70% de las personas que hicieron un itinerario se reinsertar.

También haga formaciones …

Hacemos inserción con un contrato laboral que ya es el salto final para gente que les falta esta última empuje, pero hay personas que necesitan formarse para saltar al mercado laboral, especializarse o cambiar el perfil, o porque son jóvenes . Realizamos cursos de orientación como Digilab para crear piezas con impresión 3D. Se inició porque a la hora de reparar muchas veces nos faltaba una tecla o la manija de algún aparato. Comenzamos a formar jóvenes y mujeres en cómo utilizar estos softwares y tienen muchas más oportunidades laborales para que cada vez hay más demanda. Asimismo tienes un apoderamiento tecnológico y te permite reparar las cosas en tu casa.

Y en el ámbito penitenciario?

Colaboramos con el programa Alfadigital, que son dinamizaciones culturales a través de las TIC. Tiene la gran fortaleza que se montan aulas de ordenadores a partir de aparatos reutilizados. Se hacen actividades diversas desde radio a robótica educativa o realidad virtual.

Está suficientemente explorado el ámbito de las tecnologías en iniciativas para la inserción?

Falta mucho camino por hacer. Hay que formar tantísimas personas, tenemos que hacer más incidencia. Desde la administración y la responsabilidad social de muchas empresas se puede aportar mucho.

¿Qué pueden hacer?

Pediría a las empresas que cuando tiran ordenadores o móviles nos los den. Nos cuesta mucho consentir a móviles que tengan una calidad mínima. Que no cuesta nada en vez de tirarlos darles a una entidad social y colaborar a hacer una sociedad más justa y más verde. Podemos dar un segundo uso y se quedan en nuestro país, con familias que provienen de situaciones de riesgo de exclusión y los utilizarán para estudiar, para aprender para relacionarse y para tener nuevas oportunidades. Un ordenador que ya no sirve a una empresa tiene una segunda vida larguísima en una familia, puede tener un impacto muy elevado, puede hacer que alguien acabe haciendo una carrera.

Y la ciudadanía?

Debemos hacer uso de la segunda mano como sociedad. Recibimos imputs de «compra, compra, compra». Si nos planteamos la compra de segunda mano le hacemos un favor al planeta y al bolsillo y, además, compramos productos testados que tienen garantía y que se ajustan al uso que haremos. Hay desconfianza con los aparatos. Funciona igual que un aparato nuevo. Debemos saber que el impacto ambiental de los aparatos eléctricos y electrónicos es elevadísimo y se suma al impacto de fabricarse uno nuevo. Además, tienen elementos tóxicos y valiosos que generan conflicto en muchos países. Falta dar ese salto.



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