Las nuevas condiciones de Whatsapp siguen dando de qué hablar. Esta semana la prensa ha podido saber que Alber González, un madrileño de 61 años, se está viendo obligado a limpiar la casa de Mark Zuckerberg tres veces a la semana por haber aceptado las condiciones de este servicio de mensajería instantánea sin leerlas antes. “Le di a que sí para seguir chateando sin tener que leer todas esas páginas y ahora estoy atrapado legalmente en este infierno”, se sincera.
González viaja tres veces por semana a California para limpiar la casa de Mark Zuckerberg, lo que le genera un gasto económico muy importante. “Yo no me puedo permitir seguir viajando a Estados Unidos a este ritmo, pero tampoco puedo dejar de limpiar su casa porque me he comprometido a hacerlo sin saberlo”, explica. En el documento que firmó pone claramente que, a cambio de usar gratuitamente la aplicación, se compromete a limpiar la casa del empresario estadounidense todos los martes, jueves y domingos.
Casos como este son mucho más comunes de lo que se piensa. Sin ir más lejos, en España sigue habiendo una persona obligada a limpiarle el váter al creador de Tuenti por haber aceptado las condiciones en 2004. “Yo solo quería subir fotos y ver las de mis amigas”, lamenta Jessica Hernández, una mujer que ahora tiene 40 años y que se arrepiente cada día de su despiste.
Pero, sin duda, el caso más grave es el que se vivió en el año 1969, cuando un astronauta llamado Michael Collins viajó a la Luna sin leer las condiciones de uso de la NASA y, al llegar allí, descubrió que no podía bajar de la nave. “Desde entonces no volvió a aceptar ni una sola ‘cookie’”, explican sus allegados.
