como alargar la vida de nuestros dispositivos?


Reparar nuestros dispositivos electrónicos, reutilizarlos y exigir a las empresas un compromiso contra la obsolescencia programada, Antes de recurrir al reciclaje. el Congreso Social Móvil organizado por Sello recuerda qué mecanismos tenemos las organizaciones y la ciudadanía para alargar la vida de los productos electrónicos, que tienen un impacto en el medio ambiente y en la situación de las personas trabajadoras en los países de producción y de fabricación.

A la larga, la reparación puede ahorrar al consumidor unos 200 euros dependiendo del dispositivo, dice Chloé Mikolajczak, de Campaña europea por el derecho a la reparación. Nacida en 2019, la coalición de organizaciones europeas que luchan por el derecho a la reparación cuenta con la participación de redes de repació, personas reparadoras profesionales, ONGs y diversidad de miembros.

Consideran que los productos deben ser diseñados para que duren y sean reemplazados cuando sea necesario de tal manera que permitan desmontar y reparar sus componentes. Mikolajczak señala el precio como una de las principales barreras de la reparación: «No tiene sentido reparar cuando te puedes comprar uno nuevo». Por ello, trabajan en un fondo de reparación para recortar gastos con aportaciones de las organizaciones colaboradoras.

Piden que se regule y se aborde la reparación desde la política europea, Que lo está empezando a tratar desde l’ecodesign. «Sobre todo la de los softwares que impiden reparar muchos productos», explica.

En la otra banda, Laetitia Vasseur, de Programa Stop Obsolescence (HOP), Explicó que hay varios tipos de obsolescencia programada, que califica de «crimen jurídico»:

  • técnica. Por ejemplo, cuando el chip de la impresora nos dice que no hay tinta aunque quede.
  • Software. Por ejemplo, cuando te descargas un nuevo sistema operativo que detecta que un software no está hecho por la propia empresa o no puedes actualizarlo.
  • Cultural i pscològica. Es la que ejerce la presión social de la publicidad, Que nos transmite el mensaje de que «aunque funcione ya no está de moda». En este sentido, Vasseur reclama más control: «Tiene un discurso global de economía circular, pero dice que compres cada vez más. La incitación al consumismo no es compatible con un futuro sostenible«.

HOP ha llevado a los tribunales Apple y Epson por este tipo de prácticas y trabaja en un índice de reparabilidad y durabilidad para incentivar la transparencia de las empresas y dar detalles de sostenibilidad a las personas consumidoras. «¿Por qué no sabemos las horas que hemos pasado delante del ordenador o los ciclos que hemos hecho con la lavadora? Esta transparencia nos ayudaría a hacer un mejor mantenimiento de los productos», dice Vasseur.

En Cataluña, también queremos saber cuántos años pueden durar nuestros dispositivos. EReuse reúne entidades locales que trabajan para dar una segunda vida a los dispositivos, forma parte de la campaña del derecho a decidir y luchan contra la obsolescencia programada. Está formada por centros federados de reparación como Solidaridad O trastos, Que trabajan a través de una aplicación de software libre que monitorea el trayecto de los productos.

David Franquesa, Participando de la organización, comienza la ponencia con una imagen de la nave espacial Orion de la NASA que utilizó una tecnología que duró doce años basada en la fiabilidad. «¿Por qué no vemos el planeta como una nave espacial donde utilizamos nuestros finitos recursos infinitas veces?», Se pregunta Franquesa, después de haber comprobado con datos que las personas consumidoras valoramos más la durabilidad que las nuevas funcionalidades.

Para saber cuándo durarán nuestros dispositivos investiga la durabilidad de los productos que se han utilizado hasta ahora a través de observaciones de las personas consumidoras. El objetivo es un etiquetado que dé información a las personas consumidoras para que puedan premiar fabricantes que en el pasado han hecho productos mas duraderos.

«Hasta ahora los datos nos hablaban del procesador, el futuro son etiquetas de impacto: si se ha reutilizado, la calidad, los materiales que se han utilizado y, ¿por qué no? La durabilidad», afirma, y ​​añade : «Esto puede generar un cambio sistémico».



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